miércoles, octubre 24

Quién iba a saberlo?

Últimamente estoy dejando que las canciones hablen por mí.
Mi corazón y mi cabeza ya no quieren maquinar más, sé que si me pongo a escribir desde lo que siento, voy a volver a desbordar.

Sin embargo la música me vuelve a transportar, y así fue como la otra noche lloré mientras caminaba esos 2 kilómetros que una noche hicimos juntos, bordeando el campo por un camino de luces y nos paramos y nos abrazamos frente a un árbol. El único árbol que había en la senda, y era nuestro. En ese abril el árbol estaba reluciente, era de noche pero llevaba sus más preciosas hojas puestas. Y en este octubre, el árbol está desnudo. No tiene hojas que lo cubran, pasa las noches más frías a la intemperie. ¿Coincidencia? No lo creo. Caminaba yo, recordando cada palabra dicha en el camino, como si hubiera sido ayer. Y cuando pasé enfrente del árbol me paré. Me paré y lloré aún más porque son de esas cosas inevitables que han de pasar cuando una camina sola y es tarde. Le conté que estaba sola como él y que sabía lo que sentía. El árbol estaba sólo en la noche fría y así estaba yo también, abrigada hasta el alma, pero con el corazón frío y seco. Puse música tratando de evadir los sentimientos pero era inevitable, ya estaba ahí parada en el primer tercio del camino, frente al árbol donde una de las pocas veces nos abrazamos en la calle, y le estaba hablando, como si fuera él el más silencioso testigo de todo este amor que tengo adentro contenido. Porque él había presenciado esos besos interminables y entonces quise abrazarlo fuertemente pero estaba inmóvil. Sabía que iba a romper en llanto. Pero es que a veces ya no sé donde más encontrar consuelo. Nunca pensé que iba a ser para tanto. No porque no lo fuera, sino porque nunca lo pensé.

Desborde mientras escribía pero algún día iban a tener que salir estas palabras. Siendo las 6.47am sin haber dormido nada, tal vez no sea el mejor momento pero es lo que hay, el hoy, el ahora. Pero sin vos.
En fin, empecé a escribir por una canción de la que hablamos una vez, y hoy volví a escucharla:
Hermoso tema, lo sé. Pero nunca más hermoso que vos.

Ese último beso, lo voy a atesorar hasta que nos volvamos a encontrar. Y el tiempo lo hace difícil, desearía poder recordar, pero mantendré tus recuerdos y me visitarás en sueños. Mi vida, quién iba a saberlo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario