Y mirar en el interior de sus ojos
y saber que ella es tu más preciada posesión
y mirar en el interior de sus ojos
y que me devuelva la mirada
y sonreír sabiendo
que como yo, ella no te ama.
Te ví y no te miré como solía hacerlo antes, hoy nos encontramos tan distantes, nuestras miradas se pierden entre la multitud y por primera vez luego de mucho tiempo no dejé que tus pupilas me quemaran viva…
Corrí la mirada y me escondí como loba ¿sufriendo? sólo quería evitar un encuentro. Cientos de personas a mi alrededor sin embargo sabía percibir tu olor, donde quiera que mirara ahí estabas resplandeciente y terminé huyendo antes de la última canción, temía que me volviera a quebrar el corazón.
Quise salir y como un magneto me acerqué hasta donde estabas, pero mi consciencia te repeló y cambié la dirección. No quise mirar atrás y no lo hice, crucé la puerta y las almas quedaron en el camino, me paré en esa esquina tan desesperada, con la música aún en mis entrañas, que paré un taxi y me lo tomé: “rumbo a la eternidad”, le dije… y me embarque hacia una eternidad sin vos, dejé todo atrás, me fuí corriendo, esta vez no me ibas a poder alcanzar. Como una flecha, tan veloz… Moriste en mí, Ema. Adiós.