Y dejo pasar los días con la esperanza de que también pase este amor.
Pero cuando mi delineador se corre y los ojos arden, ya no puedo mentirle a mi corazón.
Días y días que no sé de vos. Comienzo a extrañarte y eso ha de molestarme,
escucho una canción y se me pone la piel de gallina cuando canta lo que me pasa.
Irónicamente recuerdo esa noche, la última de las noches cuando estabamos bien
y me abrazaste y pronunciaste esas palabras mágicas, tan mágicas que
dificilmente hicieron sentido en mi cabeza
pero las comprendí.
Irónicamente era una noche, y estabamos en la cama
la oscuridad nos abrazaba, estabamos con las luces apagadas.
Tu corazón estaba en llamas
y me dijiste “Te quiero”
“No sé si mucho, pero bastante”
y lo sé, sé que fue un “te quiero” sincero.
De esos que son tan sinceros que te dan ganas de cuidarme,
de no lastimarme y por lo tanto protegerme de vos mismo;
por eso es que esa noche fue la última noche
que bien estuvimos.
Porque me querías bastante, y por no querer perderme
me quisiste como amigo.
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