Y hoy derramé otra lágrima más. Qué poco que dura la felicidad. Es como un todo volver a empezar, luego de un intento de punto final, mantener la cabeza en alto y decir “la voy a pelear”.
Porque cuando se ama nada es suficiente, esa sensación de amar hasta la muerte, hasta el cansancio, el desfallecer del alma, cuando el barco se hunde pero nuestra bandera blanca está bien guardada. “Poder pirata” como el tuyo, ojalá lo tuviera. No podemos vernos sin que la química se sienta.
Escribir como si fueran manotazos de ahogado, creo que me perturba el miedo de ahogarme en mis propias lágrmas. No puedo creer lo que me está pasando. Luego de plantearme “lo veré y ya está”, “va a ser el final” hoy vuelvo a correr mi delineador sólo por creer y luchar por lo que siento.
Cada vez te alejás más, siendo que días atrás te tuve bien adentro. Cada vez te alejás más, te lleva el viento de tu pasado y yo que no sé como hacer para seguir en pie.
Los motivos que se me van como arena entre los dedos, se van desvaneciendo y tengo miedo de quedarme sin, y seguir amandote hasta el fin.
Sabía que el día tenia que llegar, el día que la realidad me empiece a raspar, que se vayan sintiendo el filo de las espinas en el campo que estoy cayendo, estoy cerca de la superficie pero me rehuso a tocarla, hace SÓLO 96 horas estaba en el cielo más alto… En el más alto… estaba en tus brazos, en tus labios, en tu pelo, en tu piel, en tu cuerpo, en tu rostro, estaba en todo tu ser.
Pareciera que cuanto más alto y más rápido llegamos al cielo, más rápida y dolorosa es la caída. Y buscar desesperadamente esa inyección al corazón, esa inyección a los sentidos que te eleve ciegamente y me haga creer que estás conmigo.
De fondo en mi cabeza, la canción de Natalia Kills que dice don’t let me fall, don’t let me fall…
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