Verte

Y te ví el 13 del 11 otra vez y no escribí al respecto,
tal vez sólo queria guardarte en mis recuerdos.
Y te ví otra vez y no lloré por eso,
porque siempre lográs nacer en mi la felicidad más pura.
¿Quién dijo que la felicidad no se puede comprar?
La mía me salió un boleto de colectivo.
Sí, sólo uno, el de ida; porque si fuera por mí,
jamás regresaría.
Me quedaría por siempre adonde pueda verte,
adonde pueda sentirte, o al menos percibirte.
Me quedaría por siempre detrás de los árboles, detrás de las sombras
escuchando música
pero sabiendo que estoy ahí por si algo te pasara,
para cuidarte sin molestar,
por si me necesitaras.

Porque si te veo ya no me importa más nada
y ahora sí que se me escaparon un par de lágrimas
pero estoy escribiendo toda mi verdad
todo lo que siento, lo que en mi corazón habita.

Cuando fui a la ciudad me iba sintiendo más cerca tuyo
me ponia bien y a la vez mal
porque por una vez en la vida te estaba necesitando
no por cuestiones amorosas, sino por cuestiones personales
te estaba necesitando porque sabía que eras la única persona
que me haría borrar el mambo de la cabeza.
Tu sonrisa flashearia mi disco interno
mi disco duro, mi corazón de piedra
para olvidar todo lo que me estaba haciendo mal.
Lo pensaría desde otra perspectiva, con más claridad
lo pensaría sin sufrir por ello, porque tu cuerpo era demasiado alivio
más del que esperaba, más del que buscaba.
Incontables veces te abrazé,
no recuerdo la cantidad, sólo viví el mágico momento
donde te decía “todo va a estar bien”
y vos, mi jóven manos de tijeras
no podías contenerme pero dejabas que yo sí lo hiciera.

Tus brazos y sonrisa hicieron que se cumpliera mi profecía
y con tu luz sanaste mis heridas
esas tijeras en tus dedos que son un arma de doble filo
te ayudan a defenderte pero a la vez siempre tuviste miedo de lastimarme
esas tijeras, ya no me importaban.
En realidad, nunca me importaron.

Nunca me importaron todos los defectos que creíste tener
nunca me importaron las palabras que cruzamos la última vez que hablamos por teléfono
adónde me decías que preferías que no te ame,
nunca me importaron.
Todos los rastros de dolor se desvanecieron
desde el momento que vi tu cara y me trabé en palabras y pensamientos.
Nunca me importó que no me amaras
porque yo sí lo hacía,
nunca me importó que en el último tiempo no me abrazaras como antes
porque yo sí lo hacía,
y que estés tan radiante para mí, always
simplemente es sublime.*